domingo, 30 de septiembre de 2012

NOTAS PARSON GUILLERMO 2 COM.


 COMISION 8 A 10 1°nota
ACEVEDO CINTIA ARACELI 5
ACEVEDO CINTIA DANIELA A
AGUIRRE CLAUDIA 8
ALANIZ BRENDA 10
ANGELINI MARIA ROSA 4
ARANZABE SOLANGE 5
ARGUELLO CYNTHIA 7
ARUFE JULIETA 7
AYALA SOLZ GLADIS 5
BAEZ GOMEZ ANA 2
BANDA LUZ DE LOS ANGELES 4
BARLARO AGUSTINA 5
BARRAL CARLA A
BARRAZA MARLENE 4
BISPO MAGALI 4
BONETTI MARIA 7
BRUNA GUADALUPE 9
CALABRESE MARIA A
CALVI GRACIELA 9
CANALES DEBORA A
CAÑIZARES DAIANA 10
CARDOZO BARBARA 10
CARPINTINI MICAELA 7
CASCO NANCY 8
CEJAS MICAELA 4
CEREZUELA YESICA 7
CHICO GRISEL 5
COHELO BARBARA 4
COSTILLA CLAUDIA A
DE LA CRUZ MARIA A
EXPOSTO MARIA 5
FERNANDEZ AQUINO JACQUELINE 2
FERREYRA MELODY 9
FREYRE ANGELA 7
GALLO JULIETA 4
GARCETE CARLA 5
GOMEZ TERESA 5
GOMEZ YESICA A
GONZALEZ VICTORIA 5
GRECO ROCIO 7
GUTIERREZ KAREN 5
HADJIKIAN MARTIN 8
IGLESIAS MARIA 10
JALDIN MALEN 7
JAUREGUI MARIANA 8
JAUREGUIBERRY NOELIA 7
JURE CATALINA 7
KOROLUK MAYRA 8
LANDA RITA 5
LARROSA CORREA VERONICA 5
LATINI NATALIA A
LEGUIZAMON IVANA A
LEIS PAMELA 5
LOPEZ ESQUIVEL MAYRA 8
LOPEZ ROMINA 5
LEIVA HOYO SOFIA 7
LEON CAMILA 5
MARTIN ANALIA 5
   
   
   
COMISION 10 A 12 1era NOTA
ACEVEDO DANIEL 7
ALVA NATALIA A
AMARILLA NATALIA 4
AMAYA BRENDA 4
BAEZ CELIA 10
BORDA MARIA CECILIA 10
BORDA MELISA 10
CORREA SANDRA 1
DENIS GONZALEZ ROCIO 5
FERNANDEZ CALDERON VICTORIA 4
FUENTES MILAGROS 1
GANGI PATRICIA 5
GIMENEZ JENIFER 8
GONZALEZ MARIANELA 5
HELFENSTEIN MARIA SOL 9
HEZAR FIORELLA 4
IBARRA FAUSTINO 1
LEDESMA ANDREA 10
LEONARDO GERMAN 7
LOPEZ JESSICA 5
PARODI CASTILLO MARIA 7
PERAZZO FACUNDO 5
PEREIRA DA SILVA CARLOS 8
RACEDO TAMARA 5
REYES CARLA 5
RUSSI MARTINO MIRIAM 9
SAID MAIRA 9
SANCHEZ GRACIELA 10
SARRASQUETA ADRIANA 9
SEJAS YESICA 7
SIERRA LUCIANO 7
SOTELO ALDANA 4
SOTELO GIULIANA 9
TOBAR ROXANA 5
TOLOSA JESICA 4
VAZQUEZ MARIANA 5
VERDUN LAURA 9
VICENTE PAULA 10
VILLANUEVA GIULIANA 4
WADJIUK ALEJANDRA A
ZEOLLA SERGIO 5
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   

viernes, 28 de septiembre de 2012

NOTAS de Luis Mera


HISTORIA LUIS MERA 10 a 12
ALUMNOS Nombre 1ª Parcial
Andrada Maria Aus
Antonielli Daniela 10
Berdeja Yamila Aus
Bravo Sabrina Aus
Castillo Rocio 7
Cordido Juan 8
Correa Sandra Aus
Demestri Gaston 9
Dieguez Melina 8
Filippa Tamara 5
Franco Analia 5
Frontera Romina Aus
Fuchs Anabel 5
Gomez Silvina Aus
Gomez Sol 7
Gonzalez Daniela 9
Gonzalez Elizabeth Aus
Grismado Alejandra Aus
Guevara Andres 5
Lopez Leila 8
Martinez Susana 8
Monzon Belen 5
Orgeira Natalia 9
Perez Julieta Aus
Robledo Eliana 7
Romanelli Veronica Aus
Salinas Luciana Aus
Segovia Daniela Aus
Soraire Micaela 5
Sosa Lourdes Aus
Tosato Barbara Aus
Viera Carlos Aus
Villalba Melina 7
Zuchuat Nahuel Aus
Vilardi Cintia 8
Ortega Lorena 8
Barbuto Ayelen 8
De Santis Evelyn Aus
Santillan Susana 8
Heine Ivana Aus
Mendez Romina 9




HISTORIA 1
Luis Mera 18 a 20
Apelllido Nombre 1ª Parcial
Altamiranda Belen 5
Baez Pablo 10
Baña Julio 9
Barreiros Karen 8
Birolo Pablo 8
Burton Josefina 9
Cairoli Daniela 8
Cruz Moises 10
Fiducia Salvador 5
Guerra Mariel 8
Heredia Mariel Aus
Marinez Paola 9
Orellana Federico 8
Papa Valeria 9
Rodriguez Agustina 8
Ruiz Jesica Aus
Salinas Lujan 4
Vargas Laura 4
Rojas Noelia Aus
Samoluk Maria 9
Sanchez Florencia 8
Santangelo Micaela 7
Sciortino Sofia 10
Sequeira Margarita 9
Sotelo Daniela 8
Soto Estela 4
Soto Gabriela 8
Suarez Fernando 7
Valdez Cristian 8
Villamayor Pablo 5
Villaruel Hector Aus
Virgilio Maria Aus
Webwe Tatiana Aus
Yonna Julia Aus
Zmijak Maria 10
Cuello Leonardo 5
Pourrain Silvia 7
Flores Cintia Aus
Gomez Miriam 10
Veron Juan 7
Romero Noelia 9
Zalazar Irene 7


domingo, 23 de septiembre de 2012

BATALLA DE TUCUMAN

Manuel Belgrano.   

Manuel Belgrano
La desobediencia de Belgrano

La tarde del 25 de Mayo, Belgrano hace jurar la bandera en Jujuy, pero la Junta (Rivadavia) le reprocha “…la reparación de tamaño desorden (la jura de la Bandera) …” (ya se lo habían reprochado en Rosario).

El ejército de Belgrano ante el avance de los Españoles, inicia el éxodo del pueblo Jujeño hacia Tucumán, donde decide resistir apoyado por el entusiasmo de la gente ”Sin mas armas que unas lanzas improvisadas, sin uniforme, ni otra montura que la silla y los guardamontes. No tenían disciplina ni tiempo de aprender al voces de mando, pero les sobraba entusiasmo...”

Rivadavia lo increpa para que se retire a Córdoba pero Belgrano escribe: “ Algo es preciso aventurar y ésta es la ocasión de hacerlo; voy a presentar batalla fuera del pueblo y en caso desagraciado me encerraré en la plaza hasta concluir con honor …..”.

Todavía el 29 insistía Rivadavia en la Retirada: “ Así lo ordena y manda este Gobierno por última vez…..la falta de cumplimiento de ella le deberá a V.S. los mas graves cargos de responsabilidad” (J.M.Rosa. Historia Argentina)

Finalmente hace frente y derrota a los realistas que deberán retirarse con grandes pérdidas de hombres y equipos militares. ( ¡que patriota Rivadavia !...menos mal que teníamos algunos patriotas “desobedientes”)

La batalla de Tucumán - 24 de septiembre de 1812



Durante su marcha a Tucumán ha recibido Belgrano una nueva y perentoria orden del Triunvirato para que se retire sobre Córdoba definitivamente, dejando en consecuencia libradas a su propia suerte las provincias del noroeste. Pero el general contesta que está decidido a presentar batalla porque lo estima indispensable. Por eso mismo, se encarga de incitar al pueblo tucumano para obtener su apoyo. Lo consigue, y para ello cuenta con la ayuda de algunas viejas familias patricias. Los poderosos Aráoz, virtuales dueños de la ciudad, vinculados a su ejército por dos de sus familiares Díaz Vélez, cuya madre es Aráoz, y el joven teniente Gregorio Aráoz de La Madrid, volcarán todo su prestigio y ascendiente en la causa patriota.

Gral.Gregorio A. de Lamadrid.   

Gral.Lamadrid
Antes de su arribo, Belgrano ha ordenado desde Encrucijada a Juan Ramón Balcarce que se adelante a Tucumán para conseguir refuerzos y convocar a las milicias para reclutar un cuerpo de caballería; éste se halla en pleno entrenamiento cuando llega Belgrano con el grueso del ejército. Sin más armas que unas lanzas improvisadas, sin uniformes y con los guardamontes que habrían de hacerse famosos, Balcarce consigue organizar una fuerza de cuatrocientos hombres, punto de partida de la famosa caballería gaucha que hará su aparición por vez primera en una batalla campal, en Tucumán.

El gobierno insiste, en sus oficios a Belgrano, en que éste debe retirarse hasta Córdoba. Belgrano quiso cumplir con el gobierno y ordenó la retirada del ejército al sur. Pero no pudo hacerlo mucho tiempo: no consiguió resistirse a los tucumanos que le pidieron defendiera su ciudad. Así, entre el 13 y el 24 de Septiembre, Belgrano se multiplica para organizar la defensa. Con el ejército de Tristán a la vista, escribe el 24: “Algo es preciso aventurar y ésta es la ocasión de hacerlo; voy a presentar batalla fuera del pueblo y en caso desgraciado me encerraré en la plaza hasta concluir con honor.”.

El día anterior el ejército ha salido de la ciudad a la que regresa por la noche. Pero a la madrugada del 24 inicia los movimientos para ocupar la posici6n de la víspera. El encuentro no tarda en producirse en un paraje llamado “Campo de las Carreras” (conocido también como Campo de la Tablada o La Ciudadela, actual Plaza Belgrano). Los patriotas atacan casi de sorpresa, pero Tristán alcanza a desmontar su artillería y formar su línea de combate.

La carga de caballería gaucha, a los gritos y haciendo sonar sus guardamontes, desconcierta y quiebra la izquierda de los realistas, mientras en el otro flanco - donde está Belgrano - los patriotas son arrollados.

El "manco" Gral. Paz.   

La lucha se desarrolla en medio de un tremendo desorden, aumentado por la oscuridad provocada por una inmensa manga de langostas y la caballería de ambos ejércitos combate en entreveros furiosos. Díaz Vélez y Dorrego encuentran abandonado el parque de Tristán con treinta y nueve carretas cargadas de armas y municiones, y junto con los prisioneros que toman y los cañones que pueden arrastrar, corren a encerrarse en la, ciudad. La confusión es tal que, cuando Belgrano intenta un movimiento, se cruza con el coronel Moldes, quien le pregunta:

- ¿Dónde va usted, mi general?

- A buscar la gente de la izquierda, Moldes.

- Pero estamos cortados, mi General.

- Entonces, vayamos en procura de la caballería.
Cuando Paz se encuentra con ellos, se halla Belgrano acompañado por Moldes, sus ayudantes y algunos pocos hombres más. Ni el general ni sus compañeros saben el éxito de la acción e ignoran si la plaza ha sido tomada por el enemigo o sí se conserva en manos de los patriotas. A la noticia de la aparición del general, empiezan a reunirse muchos de los innumerables dispersos de caballería que cubren el campo. A uno de los primeros en aparecer pregunta el general:
- ¿Qué hay? ¿Qué sabe usted de la plaza?

- Nosotros hemos vencido al enemigo que hemos tenido al frente.
Pocos momentos después, se presenta Balcarce con algunos oficiales y veinte hombres de tropa, gritando ¡Viva la Patria!, y manifestando la más grande alegría por la victoria conseguida. Se aproxima a felicitar al general Belgrano, quien a su vez le pregunta:

- Pero, ¿qué hay? ¿En qué se funda usted para proclamar la victoria?

- Nosotros hemos triunfado del enemigo que teníamos al frente, y juzgo que en todas partes habrá sucedido lo mismo: queda ese campo cubierto de cadáveres y despojos.
Hasta ese momento nada se sabe de la infantería, ni de la plaza. Al atardecer se entera Belgrano de la suerte corrida por el resto del ejército.

Mientras tanto, Tristán consigue reorganizar a los suyos. Se encuentra dueño del campo de batalla que ha sido abandonado por los patriotas, pero ha perdido el parque y la mayor parte de los cañones. Se dirige entonces a la ciudad e intima rendición a Díaz Vélez con la amenaza de incendiarla. Se le responde que, en tal caso, se degollarán los prisioneros, entre los cuales figuran cuatro coroneles. Durante toda la noche permanece Tristán junto a la ciudad, sin atreverse a cumplir su amenaza.

El 25 por la mañana encuentra que Belgrano, con alguna tropa, está a retaguardia. Su situación es comprometida. Belgrano le intima rendición “en nombre de la fraternidad americana”. Sin aceptarla y sin combatir, Tristán se retira lentamente esa misma noche por el camino de Salta, dejando 453 muertos, 687 prisioneros, 13 cañones, 358 fusiles y todo el parque, compuesto de 39 carretas con 70 cajas de municiones y 87 tiendas de campaña. Sus pérdidas de armas dejan al ejército patriota provisto para toda la campaña. Las bajas patrióticas, por otra parte, son escasas: 65 muertos y 187 heridos. Belgrano, esperando la rendición de Trsitán, no lo persigue y sólo encomienda a Díaz Vélez que "pique su retaguardia" con 600 hombres.

Durante la persecución, se entablan varios combates con resultados dispares. Zelaya realiza un ataque poco afortunado contra Jujuy. Diaz Vélez ocupa Salta momentáneamente. De todos modos, al regresar a Tucumán a fines de octubre, trae sesenta nuevos prisioneros y 80 rescatados al enemigo. Sus fuerzas se incorporan a la columna que marcha detrás de la procesión con que se honra a la Virgen de las Mercedes, que Belgrano nombra Generala del Ejército porque precisamente la victoria de Tucumán se ha verificado en el día de su advocación. El general en jefe se separa de su bastón de mando y lo coloca en los brazos de la imagen, en el transcurso de la solemne procesión que se realiza por las calles tucumanas.

Vicente Fidel López llama a Tucumán “la más criolla de cuantas batallas se han dado en territorio argentino”. Faltó prudencia, previsión, disciplina, orden y no se supieron aprovechar las ventajas; pero en cambio hubo coraje, arrogancia, viveza, generosidad... y se ganó.

El 24 de setiembre Belgrano salvó a la Patria en la batalla de Tucumán. La salvó no solamente porque el ejército español fue derrotado, sino –y principalmente– porque al llegar la noticia a Buenos Aires el pueblo se lanzó a la calle clamando contra el Triunvirato. Entonces los granaderos montados de San Martín, los artilleros de Pinto y los arribeños de Ocampo hicieron saber al gobierno que había cesado, y se convocaría una asamblea para votar la figura con que deben aparecer las Provincias Unidas en el gran teatro de las naciones. Ese fue el propósito de la revolución del 8 de octubre de 1812 y de la asamblea convocada para enero del 13.
Fuentes:

- Museo Casa Histórica de la Independencia – S. M. de Tucumán
- Portal - Historia del País
- José María Rosa – Historia del revisionismo y otros ensayos.
- La Gazeta Federal www.lagazeta.com.ar

viernes, 7 de septiembre de 2012

GOLPE DE ESTADO DEL 6 DE SETIEMBRE DEL AÑO 1930.

Golpes militares en la Argentina del siglo XX
José Luis Zamora

A la hora señalada
Desde el golpe de 1930 de José Felix Uriburu al anteúltimo en 1966 del dictador Onganía, depuesto luego por la junta militar encabezada por Alejandro A. Lanusse. El retorno de Juan Domingo Perón de su exilio, su corto período de gobierno, su muerte.

Golpes cívico-militares; ignominias; injusticias; operativos; antinomias; rencores; masacres; negociados. Todos horrores cometidos, puntualmente... a la hora señalada. La que marcó por muchísimos años el deterioro colectivo de un país: Argentina, hora cero.

¿Cómo, entonces, debe pensarse en presente y a futuro, los destinos inciertos de países como el nuestro, sino es con la revisión histórica de nuestro pasado más inmediato, permanentemente, para no caer una vez más en la trampa y la repetición sistemática de violentas y desangradas luchas de aparatos instrumentados desde el Estado o desde los cuarteles, en conjuros cívico-militares, queriéndose imponer por sobre la voluntad de las masas con variadas argucias, diversos métodos de “propaganda panfletista”, contribuyendo al alimento de la desmemoria colectiva, y así entonces poder actuar impunemente, con opresiones, absolutismos, en definitiva tolerar avasallamientos de toda índole?

Tal vez, como más temen los tiranos del pensamiento único o sea, el de ellos: con el compromiso que otorga, el correcto uso de la palabra escrita en la denuncia, en el recuerdo perpetuo, en el movimiento constante del pensamiento, en el compromiso social, en sobre todas las cosas, no callar. En no acallarse, si se volviera a repetir la historia, porque esa acción nos llevaría de nuevo, irremediablemente, al suicidio social colectivo. Ciñendo en una pequeña reseña, y los hechos lo demostrarán a lo largo de gran parte del siglo pasado, que los golpes de estado fueron el principal instrumento empleado para los intereses económicos internos y externos que coartaron el anhelado desarrollo de prosperidad, antaño prometido.

Le fue negado en nombre de las más diversas fachadas interpuestas entre las antinomias creadas por facciones de poder que en el fondo ocultaban con ello los verdaderos propósitos que se habían impuesto como meta final: la devastación de un país, el derrumbe hasta sus cimientos, su apoderamiento y señorío.

Comenzaremos por las pantallas puestas como banderas enemigas a combatir a cualquier precio, sin importarles a los “mercaderes” de la muerte, el costo genocida en la pérdida de vidas humanas.

En principio, pusieron sus ojos en la Revolución rusa de 1917. El proletariado organizado pasó a ser el demonio rojo que asolaría con su presencia los designios de Dios, Patria y Familia. Comunistas, anarquistas y extranjeros fueron el blanco propicio. Los reclamos representadas en una de sus formas: la huelga, fue (es) una terrorífica pesadilla, llamada también “revolución social” que no los dejaba tranquilos.

Caras y Caretas, cobertura del golpe de Estado de 1930 (2 números, clic para descargar)
Encontraron así, la excusa justa para la represión y la infamia desatada. Con ello, el “orden establecido” estaba debidamente garantizado. Con ello, atrás habían quedado ecos resonantes, pero siempre presentes, del fallido atentado en 1905 del anarquista catalán: Salvador Enrique José Planas y Virellas contra el presidente Manuel Quintana, o en 1909 cuando el anarquista Simón Radowitzky hace justicia con una bomba que le arrojó al tétrico coronel Ramón Falcón, quien en una movilización en Plaza Lorea, el 1° de mayo del mismo año, masacró a manifestantes e hirió de gravedad a cientos de obreros anarquistas o los trágicos sucesos de enero de 1919, denominada “la semana trágica” en donde el general Dellepiane se “destacará” en su orgullo militar, asesinando se cree, a juzgar por estimaciones inciertas, a 700 o tal vez, 1.000 obreros indefensos, pertenecientes a los talleres del protegido industrial “Vasena” o los fusilamientos de obreros en el sur, en la provincia de Santa Cruz perpetrados por el sanguinario coronel Varela y el capitán Anaya, o aquel, 27 de enero de 1923, cuando Kurt Wilckens queda frente a frente con Varela y arrojando a sus pies una bomba de fabricación casera, pero potentísima, pone fin a la vida del fusilador de obreros y anarquistas o en 1927, pero en Estados Unidos, el asesinato en la silla eléctrica de dos inocentes anarquistas italianos: Sacco y Vanzetti.

El 6 de septiembre de 1930, se produce el primer golpe de estado en la Argentina. Fue encabezado por el comandante en Jefe del Ejército, general José Félix Uriburu en representación del sector corporativo del Ejército, en el claro intento final de reemplazo del derrocado gobierno de Hipólito Irigoyen, por la instauración de un gobierno de neto corte fascista. Tres días antes, en el diario La Nación, se publicaba el texto de renuncia del ministro de Guerra del presidente depuesto posteriormente, general Luis Dellepiane, en el cual le hacía saber, entre otros motivos de su proceder, haber observado a su alrededor: “pocos leales y muchos intereses”. Sin lugar a duda denunciaba el complot que desde el mes de diciembre del año anterior había puesto en marcha Uriburu. Enfermo, Irigoyen, delega el día 5 de septiembre el mando al vicepresidente Enrique Martínez. El día del golpe, un Uriburu “inspirado” en un “alto y generoso ideal”, guiado, según su saber y entender, por otro propósito que no sea por el “bien” de la Nación, “sin ambiciones de predominio”, atreviéndose con total impunidad en la expresión de la palabra haber “liberado a la Nación de la ignominia” e “interpretando” el sentimiento unánime de la masa de opinión que lo acompañaba y manteniendo latente el espíritu cívico de la Nación, insta mediante un telegrama la renuncia de Martínez, agregando que marchaba sobre la Cap. Fed. al mando de la tropas de la primera, segunda y tercera divisiones de Ejército.
Tal como supo arengar Leopoldo Lugones, con afiebrado frenesí nacionalista: “Ha sonado una vez más, para el bien del mundo, la hora de la espada.” Se había consumado así de fácil, el primer sablazo de muerte aplicado en territorio argentino. El olor a petróleo se hacía sentir y por otra parte, Uriburu no dejaría pasar la oportunidad para demostrar que él también sabía de fusilamientos; en enero de 1931 sus víctimas serían los anarquistas: Severino Di Giovanni y Paulino Scarfó. Ambos fueron fusilados en la Penitenciaría Nacional Uriburu había cumplido su sentencia: “he venido a limpiar este país de gringos y gallegos anarquistas”.

Las Fuerzas Armadas argentinas comienzan a poner el ojo visionario hacia un despotismo más encarnizado en cuanto al trato que se merecen los “enemigos de la patria”, en otras partes del mundo. Alemania es el ejemplo. Sin pérdida de tiempo una proclama circula entre entusiastas oficiales del Ejército. Con ello tendremos una acabada idea de una de las “filosofías” de formación en el espíritu castrense, que los engolosinaría hasta nuestros días. Una admiración y adhesión sin límites a conceptos nazis en la política vulgar del nacionalsocialismo impuestas en ese país por el dictador Adolf Hitler, socava subterráneamente las mentes militares de este lado.

Predicaba la proclama con rasgos de tinte netamente nazis: “en nuestro tiempo Alemania ha dado a la vida un sentido heroico. Esos serán nuestros ejemplos”, “la lucha de Hitler en la paz y en la guerra nos servirá de guía”; (en el golpe de 1976, más adelante, lo demostrarían).

CATEDRA HISTORIA SOCIAL GENERAL.