lunes, 28 de mayo de 2012

LA GUERRA DE LA TRIPLE INFAMIA ULTIMA PARTE.

Solano López continuo la obra de su padre, con lo que se gano la enemistad de Buenos Aires y Río de Janeiro que veían al “modelo paraguayo” –que había llevado a esta pequeña nación al rango de una potencia comparable con las que señoreaban en Europa como un mal ejemplo para las Republicas Sudamericanas. Rápidamente Solano Lopez comprendió que su patria se hallaba en una encerrona geopolítica entre los apabullantes Imperio de Brasil y la Republica Argentina, por lo que dijo en su discurso inaugural de asunción del mando “La Nación debe romper su relativo aislamiento y hacer oír la voz de Paraguay fuera oída” .... no sabia que estaba cavándose la fosa. Para 1860 la Guerra de Secesión, desastada entre el Norte abolicionista y el Sur esclavista en los futuros Estaos Unidos estaba ocasionando una gran falta de algodón en el ascendente mercado mundial: Justamente era el producto mas anhelado por Gran Bretaña del prospero Paraguay-. Este fenómeno fue excelentemente investigado por el malogrado Ortega Peña y Duhalde.

Además del problema del algodón –al decir de Perez Amuchastegui- Inglaterra no podía permitir que Paraguay no se abriera a los generosos préstamos y manufacturas que la Rubia Albion, por lo que el Foreign Office supo incentivar las ambiciones brasileñas sobre el Matto Grosso para abrir en la América meridional un campo de Agramante que diera por resultado el aplastamiento del orgulloso Paraguay,la destrucción de sus industrias, la entrega de sus riquezas al juego de las finanzas internacionales y la apertura de sus ríos en beneficio del comercio.

El Brasil fue el instrumento utilizado por Gran Bretaña para doblegar al Paraguay, y la guerra civil uruguaya el medio para la realización del fin; nuestro país ingresaría a la Triple Alianza durante la presidencia de Mitre dado la unión sólida que la oligarquía del puerto había tejido con la Banca británica y la tradicional amistad existente entre Londres y Buenos Aires.

Lo que termino de decidir a la corona inglesa a poner en marcha el satánico plan fue la decisión del Mariscal de modificar –en 1864- el régimen aduanero, aplicando mayores tasas a los productos importados. La reacción del ministro Edward Thornton nos exime de cualquier comentario: “El tirano López debe ser revelado del mando por una revolución engendrada en una invasión extranjera”, los acólitos diarios porteños clamaron entonces por “El fin de la oprobiosa tiranía instaurada por López en Paraguay, invitando a la guerra contra el déspota”.

En el plano fáctico el conflicto se inicia en el Uruguay donde para abril de 1863 el general Venancio Flores –del liberal partido Colorado- desembarca en territorio oriental para iniciar las hostilidades contra el presidente constitucional Prudencio Berro-que representaba en el poder al partido Blanco, naturalmente que tal decisión contaba con el aval de Mitre, Rufino de Elizalde, su Canciller, y con el visto bueno del Brasil: El Barón de Maua cruza el Río de la Plata para advertir a Mitre que Urquiza esta en tratativas con López y los blancos orientales. El Canciller Elizalde emite un comunicado en el que asegura que “Son infundadas e injustas las quejas del gobierno de Montevideo de las cuales se ha hecho eco el Paraguay”


La decisión de Río de Janeiro de no mantenerse al margen de lo que sucede en Uruguay convence a Urquiza de la necesidad de cortar lastre con el Mariscal y con Berro. La respuesta de López será impartir instrucciones a los comandos militares para reunir y organizar tropas. Río de Janeiro envía un ultimátum al Uruguay , con el pretexto de “proteger el honor y la vida de los brasileños en la Banda Oriental se exige el castigo de los criminales y la indemnización a los brasileños perjudicados” (...) “En caso contrario se advierte que la escuadra Imperial bloqueara Montevideo y el ejercito invadirá el país”. El gobierno oriental responde con formulas diplomáticas para dar largas al asunto.

En agosto de 1864 tropas brasileñas ingresan por el norte oriental, días antes el Canciller argentino Elizalde anuncia a la prensa que “Nuestro país garantiza la colaboración con la intervención militar brasilera en el Uruguay”..... el circulo comenzaba a cerrarse sobre el gobernante paraguayo. Inesperadamente López envía una nota a Rio de Janeiro en la que afirma “juzgaremos cualquier ocupación del territorio oriental como atentatoria al equilibrio de Estados en el Plata, al poco tiempo la flota guarani captura al barco brasileño Marquez de Olinda y prepara incursiones sobre el Matto Grosso:El 12 de noviembre ambos gobiernos están en guerra.

La respuesta brasilera es el bombardeo naval sobre Paysandú, produciéndose una heroica defensa de la plaza por parte de los sanduceros que resisten enhiestos a mas de 10.000 atacantes, Lopez , mientras espera vanamente un pronunciamiento de Urquiza, inicia operaciones en la frontera oeste pidiéndole a Mitre autorización para “transitar por los despoblados territorios de las Misiones” (...en camino a Montevideo...). Mientras tanto los heroicos defensores de Paysandú claudican ante el arrollador avance brasileño, obligando a los orientales a retroceder hasta Montevideo para evitar que caiga la capital del estado. Pese a estos esfuerzos el 20 de febrero Venancio Flores ingresa victorioso a Montevideo, dando fin a la guerra civil. Uno de sus primeros actos de gobierno es declararle la guerra al Paraguay.

En febrero del año siguiente Mitre anoticia a Urquiza que “sea que se efectúe o no la alianza, la Republica Argentina se obliga a consentir el paso por su territorio a los ejércitos de Brasil en marcha hacia el Paraguay” .... las cartas estaban echadas. La respuesta de López llega 10 días después: Paraguay le declara la guerra a Argentina; el 1° de Mayo de 1865 Argentina, Brasil y Uruguay firman el Tratado de la Triple Alianza.Es interesante destacar que dicho acuerdo permaneció secreto hasta 1886 cuando el Foreign Office lo dio a la luz en versión inglesa.

La guerra desigual duro cinco años –1865-1870-de dura resistencia guarani frente a fuerzas que la superaban en numero y equipamiento bélico, que equivocado estaba Mitre cuando predijo “ En 24 horas en los cuarteles, en 15 días en campaña y en tres meses en Asunción”; en cambio Perez Amuchastegui nos da otra visión del conflicto “Tal vez los anales del mundo no registren una guerra mas impopular  (...) Solo un grupo minúsculo apoyaba con ahínco la ingerencia argentina en el país hermano  (...) Los paraguayos peleaban cono bárbaros, para ellos la guerra era cuestión de vida o muerte, pues no valía la pena vivir en un Paraguay arrasado –por ello hasta niños de corta edad fueron llamaditos a filas-.


Los brasileños, en su mayoría esclavos forzados a empuñar las armas, peleaban sin entusiasmo, con la resignación propia de la raza subyugada; los uruguayo y argentinos, voluntarios engrillados y mercenarios europeos a sueldo, trataban de salvar la vida como Dios les ayudara.
Al cabo de un lustro sucumbieron mas de 700.000 paraguayos, los altos hornos y las fundiciones fueron voladas; los sembrados arrasados. Para colmo de males Brasil no respeto la integridad territorial del Paraguay –tal cual establecía el Tratado-, sino que se quedo con buena parte del Matto Grosso, las armas y trofeos capturados.

Como señalamos líneas arriba Urquiza traiciono a Lopez, ya que no solo no se alió con el en contra de Mitre, sino que se gano 400.000 patacones vendiéndole 30000 caballos al ejercito brasileño, era evidente que el entrerriano hacia rato que había abandonado los principios que le dieron la victoria en Cepeda
Técnicamente la guerra termino en Cerro Cora el 1° de marzo de 1870 cuando los camba pasaron a degüello a la guardia del Mariscal, comenzando por López y su hijo: Bala, lanza y cuchillo pusieron fin a la osadía guarani de crear algo diferente al modelo genuflexo de las republicas Sudamericanas en el ultimo tercio del siglo XIX .
Un reconocimiento histórico de la guapeza paraguaya lo realizo el Presidente Peron , en la década del ’50, al devolver los escasos trofeos de guerra que las tropas de Mitre habían adquirido en el servicio prestado al Imperio Británico.

PROFESOR LUIS MERA.
HISTORIA SOCIAL GENERAL.



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domingo, 27 de mayo de 2012

LA GUERRA DE LA TRIPLE INFAMIA PRIMERA PARTE

             Dedicado a la memoria de Ortega Peña

 “El Paraguay no tiene deuda publica, no porque le falte
  crédito, sino porque le han bastado sus recuraos mediante
  el buen precio con que los invierte” (Alberdi)

             Este verdadero genocidio que como una diabólica peste bíblica se ciñó sobre el Paraguay a lo largo del quinquenio 1865/1870, callada por la historiográfica liberal y desconocida por muchos fue acertadamente calificado como “crimen de la guerra” por el insospechable Alberdi, tuvo su comienzo real cuando en el lejano 1766 nació en el “Paraíso de Mahoma” –calificativo puesto por los colonizadores españoles al aprovechamiento que ellos mismos hacían del ancestral modelo poligámico de los naturales del lugar- don Jose Gaspar Rodríguez de Francia en Asunción.
Los sucesos de la decadente España de Fernando VII , y su reflejo en la Cuenca del Plata pusieron al Paraguay ante una disyuntiva triple: permanecer leales al impresentable monarca, aceptar la sujeción porteña o iniciar el camino por cierto riesgoso, hacia la independencia.
La tercera vía fue la tomada por los criollos en mayo de 1811, quienes vieron en el doctor Francia al hombre indicado para echar a los realistas del poder y constituir un Triunvirato, acompañado de Juan Cevallos y el ex gobernador Bernardo de Velazco Al año siguiente se sacaron al godo de encima , creando con Fulgencio Yegros una Junta Superior Gubernativa, que deshecho –por consejo de Francia- participar en un Congreso en Buenos Aires, en el que seguramente los porteños tratarían a los paraguayos como hermanos menores tratando de reemplazar a la Metrópoli en el cobro del odiado estanco –impuesto a la yerba y al tabaco- que quedaría en las arcas de la antigua capital virreinal. Claro que para ello debieron derrotar a las tropas de Belgrano ...... vieron que Billiken mentía.
Para 1813 con el apoyo de los diputados que representaban a los aborígenes y al campesinado Francia logro que el Congreso creara el Consulado –cuya presidencia compartía rotativamente con Yegros; este organismo decidió la definitiva ruptura con España, así como con Buenos Aires, viendo como Artigas era expulsado del Rio de la Plata el Consulado- siguiendo sabiamente los consejos de Francia no se inmiscuyo en los asuntos internos del Plata como herramienta para conservar férreamente la independencia. Para ello mando encarcelar a todos los que se opusieran a tal glorioso objetivo, embargo sus bienes y luego expulso a los españoles díscolos.


 Para 1814 logró liberarse de la timorata figura de Yegros, transformándose en el Dictador Supremo del Paraguay, pero no para tiranizar al pueblo, sino como veremos, para iniciar un esplendoroso desarrollo que duraría medio siglo. Durante su mandato se centró en crear escuelas –en el campo y la ciudad- y adoquinar las principales calles de Asunción.
El pensamiento de Rodríguez de Francia emanaba de la admiración que, en partes iguales, le guardaba al hacedor del Contrato Social y a Robespierre, con lo cual instituyó una especie de Despotismo Ilustrado, que pese a las criticas de sus opositores –exilados en Buenos Aires y Rio de Janeiro, claro esta- le permitió al país un crecimiento sustentable y un igualitarismo social que nunca conocieron los guaraníes; claro que los Señores de frac y levita no ahorraban adjetivos despectivos para calificar su gestión como tiránica.
Como acertadamente señala Pablo Pozzi “Fue el aislamiento político y económico que obligo a la clase gobernante del Paraguay –integrada por medianos y pequeños propietarios agrarios- a levantar una economía defensiva , basada en el monopolio estatal de la propiedad de la tierra y de la comercialización de los productos exportables. Esto les permitió capitalizarse pese a su pobreza en relación con los ricos hacendados porteños convirtiendo al Estado en enclave de la dinámica del país, lógicamente su lealtad al doctor Francia era indiscutible. La política del Dictador, una vez aniquilada la poderosa oligarquía terrateniente española y nativa, se dirigió netamente hacia el desarrollo de una economía nacional, convirtiéndose el Estado en el rector económico del país. Se hacia hincapié en la diversificación de la agricultura, con la mira puesta en los productos destinados al consumo de la población, relegándose a segundo plano toda aquella mercancía que se hubieran destinado al comercio exterior; de esta forma se entregaron lotes de tierra a los peones rurales –indígenas en su mayoría- que hasta ese momento habían laborado en las grandes plantaciones privadas: No obstante, la mayor parte de la propiedad territorial del país permaneció en manos del Estado, donde se crearon las Estancias de la Patria en las cuales se apacentaba ganado yeguarizo y bueyes para el ejército, y vacuno para el abastecimiento de la población”.
La política indígena de Francia fue respetar a rajatabla la concepción comunitaria  de la producción que ellos practicaban, apoyando la creación de “Pueblos de Indios”, así como libero a estas comunidades del odioso “Diezmo eclesiástico”. A cambio los guaraníes debían servir militarmente cada vez que el Paraguay los necesitara.
En cuanto al comercio exterior el virtual bloqueo al que lo sometía Buenos Aires obligaba al gobierno de Asunción a imponer el monopolio sobre dicha actividad en beneficio de la cultura artesanal, por ejemplo prohíba la exportación de cueros en pelo   para favorecer el curtido de las mismas con tanino paraguayo. Todo ello permitió exportar yerba mate, madera, tabaco, el preciado algodón, cuero curtido, cigarros y naranjas; se debe dejar sentado que el gobierno de Asunción fijaba los precios de tales productos, no como el resto de Sudamérica que se mostraba genuflexo frente al monopolio britanico. Aunque nunca llego a saberlo el doctor Francia, muy lejos de la paradisíaca Asunción, en la nublada Londres Lord Canning escribía proféticamente “La América Española es libre y si nosotros os ingleses manejamos nuestros negocios con habilidad, ella será inglesa”

 Hacia 1840 falleció el doctor Francia y fue sucedido por una Junta Provisoria, integrada por Carlos Antonio Lopez Ynsfran y Mariano Roque Alonso, cuatro años mas tarde el primero fue ungido como Presidente Constitucional del país, para el periodo 1844/1854, al termino del cual fue reelecto hasta 1867, aunque en 1862 vio trunca su continuidad por fallecimiento.
Manteniendo el modelo alternativo iniciado por su antecesor, que empezaba a causar suspicacias en la Corte de Río de Janeiro y en Buenos Aires dado la heterodoxia del mismo, puso en marcha un plan destinado a desarrollar al máximo los recursos naturales del país, lo dotó de un ejército moderno, sin apartarse un apice del autoritarismo inaugurado por Francia. Entre sus obras mas importantes figuran la concreción del primer tramo del Ferrocarril Nacional –el pionero en Sudamérica- , la creación de la Flota Naval, las fundiciones de hierro del Ybycyui, el desarrollo de arsenales militares, y la firma de jugosos contratos comerciales con Gran Bretaña y los Estados Unidos.
Declaro del carácter libre y gratuita de la enseñanza primaria –para la que doto al país de 300 escuelas, le concedió la ciudadanía paraguaya a los olvidados aborígenes, instalo las primeras imprentas del país, y logro el reconocimiento de la independencia paraguaya por sus vecinos y las potencias europeas, contrato los servicios de la empresa inglesa Blyth para que la proveyera de equipos, maquinarias, armamentos y buques. Así mismo su gobierno se preocupo por enviar jóvenes paraguayos sobresalientes a estudiar a Europa, así como contratar un centenar de técnicos y científicos extranjeros que vertieran sus conocimientos sobre el floreciente país. 
Mientras tanto se despreocupó por ir formando a su sucesor –su hijo, el futuro Mariscal Francisco Solano López, quien medio en el conflicto entre Buenos Aires y la Confederación urquicista, llegándose a la firma del Pacto de San José de Flores . Desde Brasil y la Argentina confiaban en que el ascenso del Mariscal al poder revirtiera la política desarrollada en las cálidas tierras tropicales de Roa Bastos: menuda sorpresa se iban a llevar los Señores de la oligárquica Buenos Aires y el esclavista Imperio del Brasil cuando en septiembre de 1862 Carlos Antonio López sucediera a su padre en el poder, situación ratificada por el Congreso Nacional por el termino de 10 años. Paradójicamente para la misma época asumía la presidencia en nuestro país el general Bartolomé Mitre, ferviente opositor al Mariscal, Don Bartolo era un personero del liberalismo europeizante que solo veía progreso en la entrega del patrimonio nacional al capital extranjero, único capaz de arrancar de la barbarie a esta América sumida todavía en lo indígena y lo hispánico. Urquiza en cambio admiraba al Mariscal , incluso había advertido a los brasileros que no aceptaría sus pretensiones expansionistas sobre el este de las tierras guaranies .... ya veremos como el entrerriano lo traicionaría en el transcurso de la guerra.

PROFESOR LUIS MERA
HISTORIA SOCIAL GENERAL

JOSE GERVASIO DE ARTIGAS.

LOS CAUDILLOS

EL   CAUDILLO  RIOPLATENSE
        En los actuales tiempos de unificación regional por los que transita America Latina –Unasur, Mercosur, etc- es importante conocer a aquellos personajes que en el siglo XIX abogaron por la Patria Grande.
         En nuestro país es una habitual costumbre que a los naturales del Uruguay los llamemos Uruguayos, en cambio cuando algún nacido “del otro lado” del charco es exitoso acostumbramos considerarlos Rioplatense, ahí están los casos de Julio Sosa, José Razzano, Florencio Sanchez, China Zorrilla, Carlos Perciavalle, Gardel (¿) o Francescoli, para citar algunos de los emblemáticos “compatriotas”.
            Con el personaje del cual vamos a hablar hoy no se presenta esa dicotomía, ya que el orgullosamente decía que era Rioplatense, me refiero a la figura señera del Capitán del Cuerpo de Blandengues José Gervasio de Artigas Arnal, nacido en Montevideo un lejano 19 de junio de 1764, a quien sus compañeros de mil andanzas militares en favor de la Independencia del Rio de la Plata, en la que se enfrentara a las tropas españolas, y a las lusitanas; y por el predominio de la ideas republicanas y confederales contra los malos orientales y los unitarios instalados en Buenos Aires y Montevideo, lo apodaran como el “Jefe de los Orientales o El Protector de lo Pueblos Libre”.
            Considerar a Artigas como rioplatense es correcto, ya que el lucho primero por la independencia de la Provincia Oriental del dominio español, se opuso a los intentos centralizadores de Buenos Aires, enfrento a los invasores lusitanos; y abogó por las “Provincias Unidas del Río de la Plata para crear una Confederación de Pueblos, en la que nunca consideró a la Banda Oriental como país independiente, ni nunca la llamó Uruguay: Sus biógrafos señalan que en su postrer exilio paraguayo lloró el día que se enteró que tal entidad política tenía el grado de estado independiente, gracias a la astuta política británica de Lord Canning, tendiente a mediterraneizar el Rio de la Plata y construir un estado tapón entre el Imperio esclavista de Brasil y la genuflexión del puerto bonaerense.
            Sus ancestros hispánicos figuran entre las primeras familias de Montevideo, educado por los padres Franciscanos en el convento de San Francisco, prefirió dedicarse a las tareas rurales, donde se hizo ducho en el manejo del caballo y de las armas; lentamente fue conociendo el alma de los gauchos, negros e indios charrúas que poblaba la región, Los porteños, durante los conflictos suscitados con Artigas, le endilgaron el injusto mote de contrabandista.
Su juventud la pasó al norte del Rio Nego –en las Misiones Orientales, en Rio Grande del Sur y Santa Catarina, en esa época conoce a Isabel Sánchez Velazques, con quien contraerá enlace y tendrá 4 hijos. A los 33 años  -en 1797- ingreso como soldado raso en el recién creado cuerpo de Blandengues, una milicia especialmente autorizada por el Rey en el Rio de la Plata para proteger la frontera norte y frenar los delitos de abigeato,. Poco ante de finalizar el siglo XVIII Artigas se encontró en la frontera con Brasil con un afro-montevideano que había sido capturado por los portugueses y reducido a la esclavitud. Decidió comprarlo para darle la libertad, Desde entonces Joaquín Lenzina –mas conocido como el negro Lenzina – acompañaría al oriental durante el resto de su  azarosa vida, convirtiéndose en su mejor amigo, su camarada de armas y su cronista.

En 1806, ante la primer Invasión inglesa y la ocupación de Buenos Aires por el ejercito británico, colaboró con Pueyrredon y llego a organizar una fuerza de 300 soldados; por esta razón fue ascendido a Capitán de Milicias, y luego Ayudante Mayor.
Producidos en Buenos Aires los sucesos de 1810 el perspicaz olfato de Mariano Moreno señalo, respecto a la Banda Oriental, “Seria muy del caso atraerse a dos sujetos por cualquier interés y promesas, que nos consta son muy extensos en la campaña por sus talentos y opiniones (...) el Capitán de Blandengues don José Artigas; quienes, puesta la campaña de ese tono, y concediéndoles facultades amplias, harán en poco tiempo progresos tan rápidos, que antes de 6 meses podría sitiarse la plaza". Recordemos que en Montevideo tenia sentado sus reales Francisco Javier de Elio, como nuevo Virrey nombrado desde Madrid.
Debemos señalar que el padre Damaso Antonio Larrañaga fue el monitor que formo a Artigas en su ideología, le hizo conocer el Contrato Social de Rousseau, y un ideario en la cual resaltaba el modelo confederal estadounidense. Este ideario permaneció junto a don Gervasio hasta su muerte. 
Ni lerdo ni perezoso José Artigas deserto del Cuerpo de Blandengues –el 15 de febrero de 1811- se traslado a Buenos Aires para ofrecer sus servicios a las autoridades revolucionarias, quienes le dieron el cargo de Teniente Coronel, 150 hombres y 200$ para iniciar el levantamiento en la Banda Oriental. Regresado a sus pagos derroto a los realistas en la batalla de Las Piedras –18 de mayo de 1811- y puso sitio a Montevideo.

Cuando estaba por traspasar las murallas de la capital de la Banda Oriental le llegó la orden de Buenos Aires de levantar el sitio a la plaza, en razón de un armisticio firmado por los porteños con de Elio. Este fue el primer encontronazo entre Artigas y el puerto: Resulta ser que los porteños no estaban decididos a lograr la independencia –tan solo anhelaban el libre comercio, que favorecería a Gran Bretaña- en cambio el –ahora- Jefe de los Orientales iba por todo.
Con el cargo de Teniente Gobernador de Yapeyú Artigas inició el Éxodo Oriental:  seguido por mil carretas, 16000 personas -con sus ganados y pertenencias- cruzo el río Uruguay e instaló su campamento cerca del arroyo Ayui Grande –al norte de la ciudad entrerriana de Concordia. En esta empresa lo siguieron cientos de guaranies, que le dieron el título de Karay Guazu (Gran Señor).Desde allí inició una serie de contactos epistolares con pequeños caudillos locales, con lo que aumentó el círculo de los que compartían sus ideas y que serian la base de su futura influencia en el Litoral.Convocada por Buenos Aires la Asamblea del Año XIII, Artigas procedió a hacer elegir “por el voto popular” a los diputados orientales que concurrirían a dicha Asamblea, a los que Artigas dio las siguientes Instrucciones:
            
            .Votar la inmediata independencia de las Provincias Unidas del poder español.
            . Crear un sistema confederal de alianza entre las mismas.
            . Asegurar la Libertad civil y religiosa
            . Creación de un gobierno Republicano.
            . Federalismo, con un gobierno Supremo que entendiera solamente en los negocio generales del Estado; y Confederación referida a la protección que se debían las provincias entre sí.
            .Ubicación del gobierno Confederal fuera de Buenos Aires
            Legalización de los puertos de Maldonado –actual Punta del Este- , y Montevideo para el comercio exterior; con lo cual rompía el monopolio porteño.
            Naturalmente que las autoridades porteñas no estaban dispuestas a aceptar el programa de Artigas, por lo que los Diputados Orientales fueron rechazados de la Asamblea. Quedaba claro que el “Jefe de los Orientales” rompía los puentes con Buenos Aires, pues luchaban por proyectos diferentes.
            La insubordinación de Artigas al Buenos Aires no seria pasada por alto por los porteños: Gervasio Posadas, a la sazón Director Supremo emitió un bando en el que colocaba al oriental fuera de la ley, lo declaraba traidor y fijaba un premio de 6000 $ a quien le diera muerte.
Para 1814 Artigas en los territorios que controlaba –la Banda Oriental, Entre Ríos, Corrientes y las Misiones organizó una Unión de los Pueblos Libres –Liga Federal- que lo proclamó Protector de la misma. Al año siguiente libero Montevideo del control de los unitarios aliados de Buenos Aires; tras varias batallas Carlos de Alvear no tuvo mas remedio que entregar la plaza a las tropas del jefe de la Unión de los Pueblos Libres, en forma subrepticia previamente le ofreció a Artigas la independencia de la Banda Oriental, lo que fue rechazado con hidalguía por el líder rioplatense.
El 29 de junio de 1815 reunió en Concepcion del Uruguay el Congreso de los Pueblos Libres para “tratar la organización política de los Pueblos Libres, el comercio interprovincial y el exterior, el papel de las comunidades aborígenes en la Confederación y la posibilidad de extender el proyecto al resto de las Provincias Unidas”. El mismo no era separatista, ya que dicha declaración de independencia era para todo el Rio de la Plata. Además se aprobó adoptar la bandera creada por Belgrano, adosándosele un festón punzo, a la que Artigas llamo “el Pabellón de la Libertad”.

Desde el poder Artigas lleva adelante una verdadera reforma agraria: El 15 de septiembre de 1815 establece “el Reglamento para el Fomento de la Campaña”, por el cual se expropian tierras y se las reparte entre los que trabajan (indios, negros y gauchos) “con la prevención de los mas infelices sean los mas privilegiados”

Envió el proyecto a Buenos Aires, pero sus emisarios fueron detenidos, mientras el Ditrectorio ordenaba invadir Santa Fe, expedición que fue derrotada y avivo en el puerto la idea de sumar a la Corte de Rio de Janeiro a la empresa de “aniquilar al anarquista de Artigas”.  

El acuerdo entre Buenos aires y los portugueses facilita el ingreso en agosto de 1816 a territorio oriental de numerosas tropas portuguesas, que atacan por tierra y por mar a los defensores artiguistas. El Protector de los Pueblo Libres decide hacer frente a tan dispar enemigo, para ello cuenta con el apoyo de la población oriental, y el aporte de indios de lanza que le provee el guarani Andrés Guaycuru – a la sazón su ahijado-. La desigual lucha no puede impedir que el general Lecor ocupe Montevideo a principios de 1817, aunque la lucha continuó tres años en el medio rural.
Conciente de la traición de Buenos Aires, y aprovechando el generalizado rechazo por parte de las provincias de la Unitaria y Aristocrática constitución de 1819 Artigas ordena a sus lugarteniente Francisco Ramírez –de Entre Rios- y Estanislao López –de Santa Fe-, que marchen sobre Buenos Aires para derrocar al Directorio, llamar a un nuevo Congreso Confederal y declararle la guerra a Portugal”. El 1° de febrero de 1820 la caballería santafesina  arrasa con las tropas Directoriales de Rondeau en Cepeda –llamada la batalla del minuto- por su escasa duración.

Los astutos porteños convencen a los defensores para que traicionen a Artigas , firmando el Tratado del Pilar, que desconoce la obligación bonaerense de intervinier militarmente para frenar a los invasores de la Banda Oriental. Artigas, ya muy debilitado por el esfuerzo de guerra contra Lecor , aun tiene energía para intentar darle su merecido a Ramírez; esta vez la suerte le sere adversa , siendo derrotado en Las Tunas, perseguido hasta Corrientes fue definitivamente derrotado por el Supremo Entrerriano; obligándolo a un penoso exilio en el Paraguay del doctor Rodriguez Gaspar de Francia.
     Allí contó con el apoyo del Mariscal Solano López –a cambio de la promesa de no inmiscuirse en los asuntos internos de la Cuenca del Plata, para no perjudicar al gobierno paraguayo. Dedicó las tres últimas décadas de su vida a tareas agrícolas  en la Villa de San Isidro Labrador –la hacienda oficial de Francia-; sus días finales los pasó placenteramente en el barrio asunceño de Trinidad. El 23 de setiembre de 1850, a los 86 años paso a la inmortalidad.


PROFESOR LUIS MERA
UNIVERSIDAD NACIONAL DE LOMAS DE ZAMORA. 

sábado, 26 de mayo de 2012

LA HISTORIA DE LAS ISLAS MALVINAS PARTE 2



La primera ocupación

La Compañía del Mar del Sur, de La Rochelle, Francia, inició los grandes viajes de exploración con el capitán de navío Beauchesne en los barcos Phelypeaux, Maurepas y Bonne Novelle. Después de recorrer el Pacífico y regresar por el Cabo de Hornos avistan, el 19 de enero de 1701, un islote del archipiélago que bautizan con el nombre de Beauchesne y se internan en una gran bahía de la isla Occidental, por donde más tarde penetraría Bougainville.

El 14 de octubre de 1704, en el Saint-Charles, procedente de Saint-Malo, el comandante Pedro Poeré descubre otro islote no registrado, al que llama como su armador, Danycan.El ingeniero Amadeo Frezier, en la nave Marianne, desembarca en el archipiélago en 1714 y a su regreso a Francia escribe “Relación del Viaje al Mar”, que Groussac considera "el primer trabajo científico referente a nuestro archipiélago".Merecen destacarse los viajes de Luis Antonio de Bougainville, notable explorador francés, a quien se debe la primera ocupación de las Malvinas y la fundación de una colonia organizada. Bougainville contaba con la protección del duque de Choiseul y su expedición estaba integrada por las naves L'Aigle y Sphinx. Partió de Saint-Malo el 8 de septiembre de 1763, conduciendo un médico, un herrero, un carpintero, seis marineros y varios obreros, que viajaban con sus esposas y sus hijos.Hicieron escalas en las Canarias y en Montevideo, y llegaron al archipiélago el 31 de enero de 1764.

El 2 de febrero fondeó en la gran bahía que llamó Française, donde fundó el puerto San Luis, que inauguró con canto de Te Deum y salva de veintiún cañonazos. Los franceses levantaron viviendas con jardines, cultivaron la tierra y metieron el ganado en corrales. La madera de construcción la traían de Tierra del Fuego.Cuando estaba en marcha la flamante colonia, Bougainville regresó a su patria. Luego de haber informado al rey de la ocupación de las islas organizó un segundo viaje y zarpó en L'Aigle el 5 de octubre, llevando herramientas, semillas y otro contingente de hombres.

Al descender en Puerto San Luis, el 5 de enero de 1765, cuenta en su libro, "volví a encontrar a mis colonos sanos y contentos" (Luis Antonio de Bougainville: “Viaje alrededor del mundo”, Editorial Espasa Calpe, Buenos Aires, 1946). La colonia prosperaba rápidamente con la cría del ganado, el cultivo del suelo, la caza y la pesca.Del gentilicio de los habitantes de Saint-Malo, de donde provenía la mayor parte de los viajeros, derivóse el nombre de las islas: malouins, maluinas, malvinas.L'Aigle hizo un tercer viaje al archipiélago llevando otro grupo de hombres y provisiones. Pero Bougainville hubo de quedarse en París y viajar poco después a Madrid para afrontar la protesta del gobierno español, enterado de la ocupación francesa, que reclamaba las islas como pertenencia suya.Bougainville no discute ni alega el título, no suficiente, pero sí importante, de la primera ocupación efectiva del archipiélago.

Reconoce los anteriores derechos de la Corona española. Procede de acuerdo con el derecho internacional imperante, atendiendo la prioridad de España sobre los territorios de la América del Sur, aun de aquéllos no ocupados todavía, pero que estaban implícitamente contenidos en el tratado de Tordesillas. El noble Bougainville, que había puesto casi toda su fortuna en aquella empresa, es comisionado por el monarca francés para hacer la entrega de Puerto San Luis al representante español, el capitán de navío Felipe Ruiz Puente. La transferencia se hace efectiva el 1° de abril de 1767."España reivindicó estas islas como una dependencia de la América Meridional —dice francamente Bougainville—; y habiendo sido reconocido su derecho por el Rey, recibí orden de ir a entregar nuestros establecimientos a los españoles" (Luis Antonio de Bougainville: Viaje alrededor del mundo, Editorial Espasa Calpe, Buenos Aires, 1946).

Por los gastos invertidos en la colonia, España indemniza a Francia con 618.102 libras tortonesas. Respecto de este punto, añade Bougainville: "Habiendo reconocido Francia el derecho de Su Majestad Católica sobre las Islas Malvinas, el Rey de España, por un principio de derecho público conocido en todo el mundo no debía ningún reembolso por estos gastos. Sin embargo, como adquirió los navíos, bateles, mercaderías, armas, municiones de guerra y de boca, que componían nuestro establecimiento, este monarca, tan justo como generoso, ha querido reembolsarnos de nuestros adelantos, y la suma supradicha nos ha sido entregada por sus tesoreros, parte en París y el resto en Buenos Aires".Antes de despedirse Bougainville leyó a sus compatriotas una carta del Rey francés por la que les permitía "quedar allí, bajo el dominio del Rey Católico. Algunas familias aprovecharon este permiso...".

Fuente La Gazeta Federal
 
Historia Social General

viernes, 25 de mayo de 2012

Juan Manuel de Rosas y el 25 de Mayo de 1810.

El pensamiento de Rosas

Rosas fue siempre un obsesionado por el orden y escrupuloso defensor de las leyes y las autoridades establecidas, por lo que ganó el título de “El Restaurador de la Leyes”. La revolución de mayo no fue una subversión de la autoridad de Fernando VII, sino hecha en su nombre y en preservación de su autoridad derrocada. La historiografía mitrista-liberal le dio otro sentido, y quiso presentar a Rosas como “contrario” a la revolución. Rosas fue sin embargo el que interpretó fielmente el espíritu de los hechos de Mayo, según se desprende de sus propias palabras.

En la conmemoración de 25 de mayo realizada por Rosas en 1836, dio lugar a una ceremonia de muy tocante proporción. Se realizó en el Fuerte, en presencia del cuerpo diplomático, autoridades y sociedad porteña. En su discurso, dijo el Restaurador:

“¿Qué grande, señores, y que plausible debe ser par todo argentino este día, consagrado por la Nación para festejar el primer acto de soberanía popular que ejerció este gran pueblo en mayo del célebre año mil ochocientos diez! ¡Y cuán glorioso es para los hijos de Buenos Aires haber sido los primeros en levantar la voz con un orden y una dignidad sin ejemplo! No para sublevarnos contra las autoridades legítimamente constituidas, sino para suplir la falta de las que, acéfala la Nación, había caducado de hecho y de derecho. No para revelarnos contra nuestro Soberano, sino para preservarle la posesión de su autoridad, de que había sido despojado por un acto de perfidia. No para romper los vínculos que nos ligan a los españoles, sino para fortalecernos más por el amor y la gratitud, poniéndonos en disposición de auxiliarnos con mejor éxito en sus desgracias. No para introducir la anarquía, sino para preservarnos de ella y no ser arrastrados al abismo de males, en que se hallaba sumida la España”
Luego de señalar que estos fueron los grandes y plausibles objetos del memorable Cabildo Abierto, recordó al falta de comprensión que hubo por parte de la España liberal de los Borbones, restablecida en el más duro absolutismo, por cuyos personeros fuimos “hostigados y perseguidos de muerte”, hasta que – agregó –“cansados de sufrir males sobre males, sin esperanzas de ver el fin, y profundamente conmovidos del triste espectáculos que presentaba esta tierra de bendición, anegados en nuestra sangre inocente con ferocidad indecible por quienes debían economizarla más que la suya propia, nos pusimos en las manos de la Divina Providencia, y confiados en su infinita bondad y justicia, tomamos el único camino que nos quedaba para salvarnos; nos declaramos libres e independientes de los Reyes de España, y de toda otra dominación extranjera

Terminó “renovando aquellos nobles sentimientos de orden, lealtad y felicidad que hacen nuestra gloria, para ejercerlos con valor heroico e sostén y defensa de la Causa Nacional de la Federación, que ha proclamado la República” (La Gaceta Mercantil. N° 3893, p. 2 y 3. Buenos Aires, 27 de mayo de 1836)
Fuente, La Gazeta Federal.
Historia Social General.

SOCIEDAD › UN ANTROPOLOGO REVISA LA RELACION ENTRE LA REVOLUCION DE MAYO Y LA DEFENSA DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS

“El vínculo fue cortado por la Historia”

El académico Marcelino Fontán propone una mirada diferente para el 25 de Mayo: observar cómo la facción de Moreno, Castelli y Monteagudo planteaba la igualdad de criollos e indígenas. Y de qué manera la Generación del 80 borró de la historia oficial ese ideario.
 
“Volver a poner en escena a los revolucionarios de Mayo no estaría nada mal”, dice Fontán.
 Por Leonardo Rossi
“Sin alterar los discursos americanistas no se podía justificar el genocidio indígena”, plantea como hipótesis el antropólogo Marcelino Fontán. Para este académico, la desaparición ideológica de los revolucionarios de 1810 fue condición para (y potenció) la negación del exterminio indígena delineado y ejecutado por la generación del ochenta. Aunque material historiográfico da cuenta de que Manuel Belgrano o Bernardo Monteagudo promovieron la igualdad entre indígenas y criollos, esta historia no fue aprehendida en el imaginario social argentino. El postulado multicultural de principios del siglo XIX fue despedazado por otro ideario que se cristalizó en la matanza de los pueblos originarios del sur, a finales del mismo siglo. Antes, después y durante, sostiene Fontán, una maquinaria simbólica hizo posible que el grueso de la sociedad asimilara, sin cuestionamientos, el exterminio físico y cultural de los habitantes ancestrales de estas tierras.

Ese programa político y económico “llega hasta la actualidad”, bajo nuevas formas de avance sobre territorios indígenas.
El antropólogo, profesor titular en la maestría en Antropología Social de Flacso y docente de la cátedra de Salud y Derechos Humanos (Medicina-UBA), propone reconstruir “un vínculo que fue cortado”, el de las comunidades indígenas y los revolucionarios de Mayo. Y como forma de divulgación de esta historia, sugiere crear en el Espacio de la Memoria un pabellón que dé cuenta del “plan sistemático, que incluyó secuestros, robo de personas, privación de identidad”, que padecieron las comunidades aborígenes.

Fue justamente en la ex ESMA, durante el IV Seminario Internacional de Políticas de la Memoria (Ampliación del campo de los derechos humanos. Memoria y Perspectivas), que Fontán expuso esta hipótesis. “¿Punto final?”, cuestionó acerca del genocidio originario y la desaparición cultural de la generación americanista de la Independencia. Junto a Página/12 amplió estas ideas, ante un nuevo aniversario de la Revolución de Mayo.

–Matanzas de aborígenes existieron en varios momentos, ¿qué impronta particular tiene la impulsada por Julio Roca?

–El genocidio indígena está a lo largo de toda la historia colonial, pero el Estado argentino, entre los años 1879 y 1880, en la llamada Campaña del Desierto de Roca ejecuta un genocidio físico y cultural con un plan sistemático: negación de identidad, secuestros, apropiación de personas. El exterminio de esas poblaciones como tales era el gran objetivo. En muchos casos, esos pueblos continuaron en estado de sometimiento con intervenciones violentas, vinculadas con la explotación como mano de obra o a la represión ante la resistencia. Lo mismo ocurrió en la Campaña del Chaco, que empezó cuatro años después que la de la Patagonia, a cargo del general Benjamín Victorica. Allí, además de toda la lógica utilizada en el sur, se puso el acento en el sometimiento físico para así garantizar trabajadores para los obrajes e ingenios de las grandes empresas.

–Ese genocidio tuvo como manto discursivo la existencia de un otro que debía ser exterminado porque era “salvaje” o “no educable”, ¿qué ocurrió entonces con los postulados indigenistas de principios de siglo?

–Esos genocidios son resignificados en la historia como una expansión de la civilización frente al mundo salvaje. Lo interesante es que, décadas antes, la fracción de los americanistas de Mayo compuesta por Mariano Moreno, Juan José Castelli, Bernardo Monteagudo, Manuel Belgrano y José de San Martín tenía una posición frente a la cuestión indígena que planteaba la igualdad absoluta de todos ante la ley. Tomaron las ideas de la revolución francesa, las llevaron a la realidad americana y la hicieron extensiva a la población negra, indígena y criolla.

–¿Cómo se tradujo eso en la práctica?

–Monteagudo, Moreno y Castelli eran abogados que estudiaron en la Universidad de Chuquisaca (actual territorio de Sucre, Bolivia) y allí recibieron la memoria oral de la rebelión de Túpac Amaru II (Gabriel Condorcanqui), de 1780. Y como abogados defendían causas indígenas contra la explotación de esos pueblos en las minas.

–¿De qué forma plasmaron en lo institucional esta concepción de igualdad?

–Tenían un proyecto común. Por ejemplo, Monteagudo es una figura dejada de lado, que tiene una trascendencia enorme en este sentido. Entre otras acciones, redacta la proclama de Chuquisaca del 25 de mayo de 1809, donde la reivindicación de la libertad para el indígena es central, y junto a Castelli, en la campaña del Alto Perú, realizaron la proclama de Tiahuanaco, que eliminaba toda forma de servidumbre de los indígenas. Monteagudo tiene un paralelismo bastante fuerte con la figura del Che. Fue un tipo que estuvo en todos los movimientos revolucionarios, con un papel activísimo para concretar este ideario americanista.

–¿Cuándo se empiezan a silenciar estas voces?

–Aunque fue un largo proceso, el recorte de estos discursos, resignificados en términos donde se vuelven inocuos, toma fuerza cuando se comienza a reescribir oficialmente la historia por la Generación del Ochenta. En 1882 es citado el primer Congreso Pedagógico Nacional por el gobierno de Roca. Allí se establecen los planes de estudio que apuntan a una población inmigrante, recién llegada y sin memoria. Reciben un relato histórico que justifica el nuevo modelo de país. Eso se enmarca en un operativo cultural, que también incluye a la literatura, la plástica, la ciencia. Es decir, sin alterar los discursos americanistas no se podía justificar el genocidio indígena.

–¿Cómo se manifestó esa maquinaria?

–Por ejemplo entre 1884 y 1887, Estanislao Zeballos escribe su famosa trilogía donde da una versión de las costumbres de “los salvajes” cargada de valoraciones negativas, que contribuyen a justificar que hayan sido desplazados. En los mismos años, José Hernández escribe el Martín Fierro, que más allá de los méritos literarios, hace circular como ideología un profundo desprecio del indígena e incluso de alguna manera celebra que sea aniquilado. Es interesante la difusión del libro, que según algunos estudios, para fines de los ’80 había vendido 50.000 ejemplares en un país de poco más de dos millones de habitantes. También, Angel Della Valle, pintor de La Vuelta del Malón, presenta desde la plástica una imagen del indígena como un ser feroz y oscuro. Ese tipo de pinturas se incorporan a los libros de texto y trabajan sobre ese nuevo discurso.

–De alguna forma esto desemboca en una Argentina aparentemente moderna, crisol de razas y granero del mundo.

–La generación del ochenta piensa un país, lo delinea y pone en juego todo. Es un modelo de pensamiento estratégico, que claramente estableció una visión hegemónica. Entonces la tarea nuestra es absolutamente contrahegemónica. Hace falta deconstruir todo este proceso que nos llevó hasta aquí, para empezar a entenderlo de nuevo.

–¿Por dónde comenzar?

–Hay que comprender que aquellos revolucionarios de Mayo reconocían en Túpac Amauru II al verdadero referente de la revolución americana, quien además tuvo un programa económico y social. Por eso es que Belgrano propuso en el Congreso de Tucumán una forma de monarquía constitucional que retome la tradición de los incas y que tenga a un descendiente indígena a cargo del gobierno del Río de La Plata. Eso fue desdibujado en nuestra historia, pintado como un arranque de locura de Belgrano. Lo que se perdió entonces fue un proyecto político contrapuesto al que triunfó.

–Belgrano no sufrió el olvido de Monteagudo, pero sí fue despojado de su discurso indigenista.

–Ignorar a Belgrano no era posible. Pero las relaciones de poder que se establecen después de 1880 chocan con su
discurso. Eran indigeribles las ideas de libertad, igualdad y fraternidad entre criollos e indígenas al lado de Sarmiento, vocero del positivismo, que consideraba que estos habitantes originarios de América eran animales bípedos. Fue una dura tarea la de recortar, y se llevó a cabo con delicadeza, manteniendo los nombres y citando los hechos, pero deformándolos. Este relato fue entregado a los inmigrantes que poblaron la Argentina. Y mientras éstos recibieron una historia del nuevo lugar, los indígenas ya contaban con una memoria de esta tierra. Esa memoria es la que se buscó silenciar mediante el genocidio.

–¿Por qué cree necesario releer los discursos de Moreno, Monteagudo y Belgrano?

–Desde el debate ideológico, volver a poner en escena a los revolucionarios de Mayo, después de 200 años, no estaría nada mal. Pero sobre todo, sería valioso que los propios pueblos indígenas puedan reconectar su pasado con las luchas de aquella generación, culturalmente desaparecida, que peleaba junto a ellos. Es una relación que fue cortada. Ese ideario americanista es parte de la historia de los pueblos originarios que habitan el actual territorio argentino

Cátedra Historia Social.

martes, 22 de mayo de 2012

MALVINAS SU HISTORIA PARTE I

Breve historia de la usurpación

 En el siglo XVI algunas Bulas Pontificias adjudicaban a España islas y tierras que se descubran hacia el occidente, trazando una línea imaginaria que se marcaba cien leguas de la isla septentrional de Azores, San Antonio, al oeste de Lisboa. Aquello se consideraba del "Nuevo Mundo". Ese ramillete de islas y archipiélagos que hoy conocemos como Malvinas, en 1493 se encontraban en la zona que las Bulas Pontificias entregaban a España. Por lo tanto no necesitaba "descubrirlas" ni ocuparlas para tener derecho sobre ellas. Y no fue hasta 1520 que Esteban Gómez de la expedición de Magallanes, con su embarcación San Antonio, quien las descubre.

 Dos años después se realizan las primeras cartas cartográficas con su inclusión, 1522 Pedro Reinel, 1527 Santa Cruz, 1541 Sebastián Gaboto, 1544 Diego Gutiérrez, etc. Y fue recién en 1592 que una expedición inglesa al mando de John Davis divisó las islas. Pero ninguna cartografía inglesa, de la época, la registra. Por otra parte en el año 1600 un holandés que respondía al nombre de Sebldt o Sebald Weert, divisa las islas, aplicándoles uno de los primeros nombres, Sebaldes o Sebaldines. Inglaterra y España realizan un tratado de paz en 1604, dejando sin vigencia la pretendida adquisición de las islas.

 Y otro en 1670 expresa que los ingleses conserven para sí los dominios en poder de ellos en América, pero que no navegarán ni comerciarán en las colonias que Su majestad el Rey de España tiene en las Indias. Ambrose Cowley, otro pirata inglés en 1684 armó otra mentira "descubriendo" las ya descubiertas islas, bautizándolas como islas Pepys. Y más tarde en 1690 John Strong, navega el canal interior de las islas (hoy San Carlos) rebautizándolas Falkland Sond. A este le siguieron en 1701, otra incursión de un marino Beaucheme, que llega hasta la bahía de la Anunciación, tomando posesión de la misma. Más tarde en 1705 se produce otra toma. En 1748 España protesta enérgicamente ante los ingleses por una expedición con fines de poblar las islas, dicha expedición se retira, reconociendo los derechos de España sobre las islas.

 En 1764 una expedición francesa al mando de Bougainville intenta colonizar las islas llamándolas Maluines, asentando un puerto en la parte Oriental. Nuevamente España protesta y le son aceptados sus reclamos. Francia ordena a Bougainville, la devolución del puerto, previo pago por los gastos realizados. Otro corsario ingles John Byron, realiza incursiones a las islas efectuando cartas de navegación y espionaje en 1765 y toma posesión de la que hoy conocemos como Gran Malvina, esperando la segunda expedición al final del mismo año que comanda John Mc Bride. Las dos con el propósito de ocupación territorial. Mac Bride funda el puerto de Egmont, en honor a un lord. A mediados de 1766 España redacta una Real Cédula declarando a las islas dependencias de la Capitanía General de Buenos Aires y nombrando gobernador a Felipe Ruiz Puente.

 Paradójicamente fue un 2 de abril de 1767, que Francia hace entrega de las islas a España, y los ingleses que ocupaban parte de un islote, Puerto Egmont, no realizan ningún reclamo a favor de su soberanía. El gobierno de Buenos Aires, en 1768 establece que ninguna posesión inglesa puede permanecer en las islas de la corona Española y en caso de no aceptar dicho mandato, se procederá a desalojarlos por la fuerza. Para sostener lo dicho en 1770 una escuadra española, al mando de Juan Ignacio de Madariaga, y comandadas por tierra por el coronel Antonio Gutiérrez, desalojan a la guarnición inglesa del puerto de Saunders. Los ingleses reclaman ante la corte de Madrid y en 1771, España declara:

"La restitución de su majestad británica del puerto y fuerte llamado Egmont no puede ni debe afectar, en modo alguno, la cuestión de derecho anterior de soberanía de las islas Malvinas, llamadas también islas de Falkland". Años después de la restitución de Puerto Egmont a España, en 1774, Inglaterra desaloja voluntariamente el islote Saunders. Se crea en 1776 el virreinato del Río de la Plata, incluyendo las islas a la Gobernación de Buenos Aires, ejerciendo la jefatura unipersonal el Gobernador o el Comandante, bajo la órdenes directas del Rey y más tarde del Virrey. Este es el período de mayor poder soberano sobre las islas Malvinas de España.

Entre 1773 y 1777 el Gobernador español de Malvinas (el último con ese rango) fue el Capitán Franco Gil y Lemos, en ese período convierte la jerarquía institucional de Gobernación a Comandancia, los motivos son puramente militares, para que el Rey centralice más su poder. Por una licencia de Gil Lemos, asume interinamente como Comandante Ramos de Carassa, fue éste quien retomó las tareas de fortificar y remodelar los almacenes de los cuarteles ya establecidos. Asegurando la vigilancia, sobre todo en el ex puerto Egmont, donde acostumbraban a desembarcar los invasores ingleses. La lista de los Comandantes de las islas Malvinas sigue cambiando, ya que todos asumían ese lugar, por un año aproximadamente, en que un nuevo relevo y cambio de tropas y abastecimiento llegaba. Muy pocos fueron los habitantes radicados en ellas, se calcula que en 1793 se contabilizaban unos 150 habitantes.

FUENTE LA GAZETA FEDERAL.COM
HISTORIA SOCIAL GENERAL

lunes, 21 de mayo de 2012

MARIANO MORENO Y SU PLAN DE OPERACIONES.

La letras del “Plan de operaciones”
El régimen de terror fue muy anterior a la época de Rosas. Desde la independencia argentina, fue aplicado por casi todos los gobiernos.

La junta de 1810 ya había formulado su doctrina en el “Plan de las operaciones que el gobierno provisional de las Provincias Unidas del Río de la Plata debe poner en práctica para consolidar la grande obra de nuestra libertad e independencia", atribuído a Mariano Moreno.

En este célebre documento se sostiene que con los enemigos declarados "...debe observar el gobierno una conducta, la más cruel y sanguinaria; la menor especie debe ser castigada. La menor, semiprueba de hechos, palabras, etc., contra la causa, debe castigarse con pena capital, principalmente cuando concurran las circunstancias de recaer en sujetos de talento, riqueza, carácter”...y luego agregaba que "No debe escandalizar el sentido de mis voces: de cortar cabezas, verter sangre y sacrificar a toda costa…y si no, ¿por qué nos pintan a la libertad ciega, y armada de un puñal? Porque ningún Estado envejecido o provincias pueden regenerarse ni cortar sus corrompidos abusos sin verter arroyos de sangre."

Del dicho al hecho

Bernardino Rivadavia El terror en Buenos Aires.

Pero no es sólo en virtud del Plan de Moreno que se fusila, ni son sólo españoles los que caen.

En 1811 se produce una sublevación del regimiento criollo de Patricios. La causa remota fué el descontento producido por el alejamiento de Saavedra; la próxima, la orden de suprimir las trenzas. Como consecuencia del motín fueron condenados a muerte cuatro sargentos, tres cabos y cuatro soldados, y sus cuerpos se exhibieron al vecindario colgados en horcas en la Plaza de la Victoria. Esta represión fué obra de Bernardino Rivadavia, alma del primer Triunvirato.

Al año siguiente, 1812, se produce la conspiración de Álzaga, y también es ahogada en sangre por Rivadavia. Después del fusilamiento del jefe y los principales cabecillas, se realiza una matanza popular de españoles.

"Las partidas -dice Corbiere- buscaban a los españoles prestigiosos y sospechados de monárquicos, en sus casas, para matarlos, sin que autoridad alguna les detuviera la mano. Bastaba ser godo, apodo dado a los peninsulares, para que el populacho, formado de gauchos, mulatos, negros, indios y mestizos, capitaneado por caudillos del momento, se arrojase sobre la víctima y la ultimase a golpes, siendo arrastrado el cadáver hasta la Plaza de la Victoria, donde quedaba colgado de la horca; exactamente como habían procedido, en situación semejante, los populachos de Quito y Bogotá, tres años antes. Durante varios días se practicó «la caza de españoles», y la fobia de los cazadores siguió celebrándose como explosión patriótica justificada por el crimen que significaba la fracasada conspiración... Un mes duró el terror. La Plaza de la Victoria mostró más de cuarenta víctimas del fanatismo popular, que los victimarios miraron con la satisfacción del deber cumplido.”

Un decreto-proclama del Triunvirato puso fin a este mes trágico. El texto decía textualmente:

"¡Ciudadanos, basta de sangre! Perecieron ya los principales autores de la conspiración y es necesario que la clemencia substituya a la justicia." -y terminaba – “El Gobierno se halla altamente satisfecho de vuestra conducta y la patria fija sus esperanzas sobre vuestras virtudes sin ejemplo. Buenos Aires, 24 de julio de 1812.- Felíciano Antonio Chiclana. Juan Martín de Pueyrredón. Bernardino Rivadavia. Nicolás de Herrera, secretario.” (Corriere, p.100).

La historia oficial atribuirá a Rosas “crueldad” por fusilamientos (1), pero estos hechos se los atribuye a “la energía de Rivadavia”

Continúa...

El plan revolucionario no quedó en el papel. En su cumplimiento cayeron en Córdoba, el 26 de agosto de 1810, Liniers, Gutiérrez de la Concha, Allende, Rodríguez y Moreno, en virtud del siguiente decreto de la Junta, obra del mismo autor del Plan:

"Los sagrados derechos del Rey y de la Patria han armado el brazo de la justicia. Y esta Junta ha fulminado sentencia contra los conquistadores de Córdoba, acusados por la notoriedad de sus delitos y condenados por el voto general de todos los buenos. La Junta manda que sean arcabuceados don Santiago de Liniers, don Juan Gutiérrez de la Concha, el obispo de Córdoba, don Victoriano Rodríguez, el coronel Allende y el oficial real don Juan Moreno. En el momento en que todos o cada uno de ellos sea pillado, sean cuales fueren las circunstancias, se efectuará esta resolución, sin dar lugar a minutos que proporcionen ruegos y relaciones capaces de comprometer el cumplimiento de esta orden y honor de V. S. Este escarmiento debe ser la base de la estabilidad del nuevo sistema y una lección para los jefes del Perú, que se abandonan a mil excesos por la esperanza de la impunidad, y es, al mismo tiempo, la prueba fundamental de la utilidad y energía con que llena esa expedición los importantes objetos a que se destina.” (Emilio P. Carriere. El terrorismo en al Revolución de Mayo, p.42 y 43)

Vencidos los realistas en Suipacha, la tragedía de Córdoba se repitió en el Alto Perú. El 15 de diciembre del mismo año cayeron, en la Plaza Mayor de Potosí, el mariscal Vicente Nieto, el capitán de navío y brigadier José de Córdoba y Rojas y el gobernador intendente Francisco de Paula Sanz, fusilados por orden del representante de la junta, Juan José Castelli.

Mientras tanto, en Buenos Aires, era ejecutado don Basilio Viola, sin formación de causa, por creérsele en correspondencia con los españoles de Montevideo. (Manuel Bilbao. Vindicación y memorias de Antonino Reyes, p.33)
No terminó con el primer Triunvirato el régimen del terror. Un decreto del 23 de diciembre del mismo año ordena lo siguiente:

“1°. Ninguna reunión de españoles europeos pasará de tres, y en caso de contravención serán sorteados y pasados por las armas irremisiblemente, y si ésta fuese de muchas personas sospechosas a la causa de la patria, nocturna, o en parajes excusados, los que la compongan serán castigados con pena de muerte.

2°. No podrá español alguno montar a caballo, ni en la Capital ni en su recinto, si no tuviese expresa licencia del Intendente de Policía, bajo las penas pecuniarias u otras que se consideren justas, según la calidad de las personas en caso de contravención.

3°. Será ejecutado incontinenti con pena capital el que se aprehenda en un transfugato con dirección a Montevideo, ese otro punto de los enemigos del país, y el que supiere que alguno lo intenta y no lo delatare, probado que sea será castigado con la misma pena."

FUENTE LA GAZETA FEDERAL
historia social general.Este decreto lleva las firmas de Juan José Passo, Nicolás Rodríguez Pefía, Antonio Álvarez de Jonte y José Ramón de Basavilbaso.

Los gobiernos revolucionarios posteriores no se mostraron más suaves en la represión de las actividades subversivas.

Alvear, el 28 de marzo de 1815, dicta un decreto terrorista en que se pena con la muerte a los españoles y americanos que de palabra o por escrito ataquen el sistema de libertad e independencia; a los que divulguen especies alarmantes de las cuales acaezca alteración del orden público; a los que intenten seducir soldados o promuevan su deserción, y reputa como cómplices a quienes, teniendo conocimiento de una conspiración contra la autoridad, no la denuncien. Diez días después de este decreto, el 7 de abril, domingo de Pascua, amanecía colgado frente a la Catedral el cadáver del capitán Marcos Ubeda. Acusado de conspirar, había sido juzgado en cinco horas y fusilado dos horas después. Las familias porteñas que concurrían a misa pudieron presenciar el espectáculo, y ello influyó no poco en la estrepitosa caída de Alvear, que se produjo a los ocho días de la terrorífica exhibición.

Recordemos que Carlos María de Alvear, tan rígido en este oportunidad, es el mismo Alvear que cometía los mismos delitos, y que dirigiéndose a S.M.Británica expresaba que “estas Provincias desean pertenecer a la Gran Bretaña, recibir sus leyes, obedecer su gobierno y vivir bajo su influjo poderosos” (Levene. Leciones de Historia Argentina. p.83)

El método de terror ya había sido introducido en la vida política argentina y era imposible detenerlo. Actos como éste traían otros, a título de represalia.

Caído Alvear, le sucede Álvarez Thomas, quien designa una comisión militar y otra civil para juzgar los delitos cometidos bajo el breve período que en documentos públicos -15 años antes de Rosas- se llamó la "tiranía" de Alvear. La comisión militar, presidida por el general Soler, procesó al coronel Enrique Payllardel por haber presidido el consejo de guerra que condenó a Ubeda. Payllardel fué también condenado a muerte y ejecutado.

Transcurren los primeros años de la independencia y se sigue derramando sangre.

En 1817 son fusilados Juan Francisco Borges y algunos compañeros, por orden de Belgrano.

En 1819, a raíz de una sublevación de prisioneros españoles en San Luis, son degollados el brigadier Ordóñez, los coroneles Primo de Rivera y Morgado y todos los jefes y oficiales. (Carlos Ibarguren. Juan Manuel de Rosas. p.58)

En 1820, Martín Rodríguez ordena el fusilamiento de dos cabecillas del motín del 5 de octubre del mismo año.

En 1823, Rivadavia, como ministro de Rodríguez, y a raíz de la intentona revolucionaria del 19 de marzo, motivada por su reforma religiosa, ordena el fusilamiento de Francisco García, Benito Peralta, José María Urien, doctor Gregorio Tagle y comandante José Hilarión Castro. García fue ejecutado el día 24, al borde del foso de la Fortaleza. Peralta y Urien lo fueron el 9 de abril. El comandante Castro logró escapar, e igualmente el doctor Tagle, a quien facilitó la fuga, en nobilísimo gesto, el coronel Dorrego.

En este mismo año de 1823 gobernaba en Tucumán don Javier López, el general unitario que en 1830 solicitaría al gobierno de Buenos Aires la entrega del "famoso criminal" Juan Facundo Quiroga. El general López ejerció en Tucumán una dictadura sangrienta, de la cual Zinny hace el siguiente comentario: "Raro fue el ciudadano de Tucumán que no hubiera sido vejado y oprimido; todas las garantías públicas y privadas fueron atacadas; más de cuarenta víctimas se inmolaron al deseo obstinado de sostenerse en el mando contra la voluntad general; más de mil habitantes útiles al país desaparecieron de su suelo desde que este jefe encabezara la guerra civil. He aquí - añade Zinny - la lista de los fusilados sin formación de causa:

"Don Pedro Juan Aráoz, comandante Fernando Gordillo, general Martín Bustos, capitán Maríano Villa, fusilados en un día, con dos horas de plazo.
"Don Agustín Suárez, don Manuel Videla, azotados y, a las dos horas, fusilados.
"Don Basilio Acosta.
"Don Baltasar Pérez.
"General Bernabé Aráoz, fusilado clandestinamente en Las Trancas.
"Don Vicente Frías.
"Don Beledonio Méndez, descuartizado en la plaza.
"Don N. Piquito, descuartizado en Montero.
"Don Isidro Medrano.
"Don Eusebio Galván, degollado por el oficial S ...
"Don Romualdo Acosta.
"Don Félix Palavecino.
"Don Baltasar Núñez.
"Comandante Luis Carrasco, con sus dos asistentes, y muchos otros."
He aquí cómo, en aquel remoto año de 1823, cuando aun no se había iniciado francamente la lucha entre federales y unitarios, ya sientan el precedente sangriento nada menos que el padre del unitarismo, en Buenos Aires, y uno de sus principales generales, en Tucumán.

CABILDO ABIERTO DE 1810

CABILDO ABIERTO DE 1810                           

Memoria autógrafa de Saavedra





Memoria autógrafa de Saavedra

El 19 [de mayo de 1810, el virrey Cisneros] nos citó para que a las siete de la noche estuviésemos todos en la fortaleza. [...] Se nos presentó el virrey y nos dijo: "Señores, se me ha pedido [... ]para convocar sin demora, al pueblo, a cabildo abierto, [pero] yo no he dicho que la España toda está perdida, pues aún nos que­dan Cádiz y la isla de León. Llamo a ustedes si están resueltos a sostenerme en el mando o no".

Viendo que mis compañeros callaban, yo fui el que dijo al [virrey]: “Señor, ¿este territorio inmenso, sus millones de habitantes, han de reconocer soberanía en los comerciantes de Cádiz y en los pescadores de la isla de León? [...]. No, señor; no queremos seguir la suerte de España, ni ser dominados por los franceses: hemos resuelto reasumir nuestros derechos y conservarnos por nosotros mismos. El que dio autoridad a V.E. para mandarnos ya no existe; por consiguiente, V.E. tampoco la tiene ya, así que no cuente con las fuerzas de mi mando para sostenerse en ella". Esto mismo sostuvieron todos mis compañeros. Con este desengaño [Cisneros] terminó diciendo: “Pues señores, se hará el cabildo abierto que se solicita".
Cornelio Saavedra, Memoria autógrafa, Buenos Aires, 1829.


Reconocimientos póstumos

Murió el 29 de Marzo de 1829, y dos días después el diario "El Tiempo" se hizo eco del fallecimiento en escuetas líneas: "A las 8 de la noche del domingo murió repentinamente el Brigadier General Cornelio de Saavedra. Los buenos patriotas deben sentir su pérdida, por los servicios que aquel ciudadano ha prestado al país".

En Diciembre del mismo año, el gobierno del General Juan José Viamonte concretó su homenaje trasladando los restos de Saavedra a un mausoleo de la Recoleta. Alberdi lo reinvindicará:

“¿Que quería Saavedra? - pregunta Alberdi – Que el gobierno argentino fuese obra de todas las provincias de la nación: ¡a eso llamaba Mitre, ´conservador´! ...el partido de Saavedra era el partido verdaderamente nacional. Pues quería que la nación toda interviniese en su gobierno...” (Alberdi. Grandes y pequeños hombres…) (AGM. Proceso al liberalismo argentino. p.76)

Por su parte Rosas pocos meses después de asumir el gobierno, dio el siguiente decreto de honores póstumos al “prócer desconocido”:

“Buenos Aires, diciembre 16 de 1829.

El primer comandante de Patricios, el primer presidente de un gobierno patrio, pudo sólo quedar olvidado en su fallecimiento por las circunstancias calamitosas en que el país se hallaba. Después que ellas han terminado, sería una ingratitud negar a ciudadano tan eminente el tributo de honor rendido a su mérito, y a una vida ilustrada con tantas virtudes, que supo consagrar entera al servicio de su patria. El gobierno, para cumplir un deber tan sagrado, acuerda y decreta:

Artículo 1º: En el cementerio del Norte se levantará, por cuenta del gobierno, un monumento en que se depositarán los restos del brigadier general D. Cornelio Saavedra.

Artículo 2º: Se archivará en la Biblioteca Pública un manuscrito autógrafo del mismo brigadier general, con arreglo a lo que previene el decreto de 6 de octubre de 1821.

Artículo 3º: Comuníquese y publíquese.

Rosas – Tomás Guido”.

Fuente, La Gazeta Federal.
historia social general.

viernes, 18 de mayo de 2012

SALUDARL@S

BIENVENIDA

Estimad@s alumn@s,  el equipo de Cátedra de Historia Social General les quiere dar la bienvenida formal a este espacio de comunicación con los y las docentes de Historia.
Aquí podrán encontrar publicadas las notas de sus Parciales, como así también dejarnos sus dudas referentes a los textos que contiene el programa de la materia.
Por otra parte oportunamente iremos publicando notas que consideramos de interés, vinculadas con la Historia Argentina, para aquell@s que tengan el deseo de incursionar en un conocimiento un poco mas profundo sobre el pasado y sus repercusiones en nuestro presente.

Sepan que estamos a su entera disposición para atender cualquier consulta inherente a todos los temas que se refieran a nuestra Cátedra; para ello además del chat que contiene este blog, podrán contactarnos personalmente en el día y horarios que se dicta la materia y de este mail que atenderán todos los docentes: historiasocialunlz@gmail.com.

Nos despedimos hasta el próximo encuentro personal o "virtual".
Saludos Cordiales.
Profesor Guillermo M. Batista.
Historia Social